La corrupción no es nueva en la historia latinoamericana, no obstante, la gran diferencia radica en que la corrupción asoma desde regímenes democráticos y no ya de la mano de dictaduras o cleptocracias. Sin duda es un tema capaz de interpelar a ciudadanos y ciudadanas, de conectar lo individual a lo público, un ‘acceso directo’ entre prácticas políticas y vidas individuales.
